Históricamente,
la ACB ha deparado sorpresas en cada una de sus temporadas. Hace dos
años, el Blancos de Rueda Valladolid de Porfi Fisac, participó en
la Copa del Rey 2011 ¡como cabeza de serie! Y se quedó a una sóla
victoria de entrar en playoff.
Pero
podemos remontarnos unos años atrás. Gran Canaria entró dos años
seguidos en las eliminatorias por el título y DKV Joventut llegó a
finalizar segundo en temporada regular, cuando su cantera funcionaba
y las diferencias entre los equipos eran mucho menores.
Esta
campaña en la Liga Endesa se presenta apasionante. Sólo llevamos 4
jornadas pero ver a escuadras como Valencia Basket disputarle el
liderato al Real Madrid, modestos como Blusens con mejor balance que
el Barça o históricos que recuperan sensaciones como Estudiantes,
se me vienen a la cabeza pensamientos esperanzadores.
Hay
un dato y un hito esta temporada que apoya y refuerza la esencia de
esta artículo: la victoria del Blancos de Rueda Valladolid en el
Palau Blaugrana ante FC Barcelona Regal. El propio entrenador
pucelano, Roberto González, afirmó que de cien partidos sólo
ganarían uno, en las mismas circunstancias. Pero pasó, y eso es
algo que sólo ocurre en el deporte y que reconcilia al espectador
con el juego, que aporta ese elemento de sorpresa, de
imprevisibilidad tan necesario.
Equipos
como Blusens, Blancos de Rueda, Lagun Aro, Gran Canaria o Joventut
van a ser animadores de esta Liga Endesa, van a quitar más de una
victoria al grupo de cabeza y van a dar mucha guerra. Se han rebelado
contra el orden establecido, aquel que dice que los Madrid o Barça
tiene que ganar todos los partidos. No, ellos no lo quieren, afrontan
el partido de turno con la necesidad imperiosa de ganar y de merecer
un sueldo que, en ocasiones, llega con retraso porque son clubes
humildes y con problemas económicos graves.
Esta
rebelión es buena, muy buena. Ninguno de ellos ganará la liga o la
Copa, ni llegarán a semifinales o se clasificará para competición
europea. De ninguna manera. La alegría en la casa del pobre dura
poco, dicen. Pero si cada uno de ellos dan, al menos, una sorpresa en
forma de victoria ante uno de los grandes, la rebelión de los
modestos habrá sido un éxito y el encorsetado baloncesto europeo
dará una alegría a los aficionados.
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