Rasheed
Wallace, odiado por muchos, querido por otros. Es un jugador que en
la década de los 90 y principios del nuevo siglo, jugando en los
Portland Trail Blazers y en los ‘’Bad Boys’’ Pistons, se ganó
los abucheos de todos los pabellones rivales, y no por que jugase mal
a este deporte, todo lo contrario, era una arma de doble filo, tanto
por su estilo de juego como por su carácter, son conocidas sus
críticas a los árbitros en medio de los partidos, lo que provocaba
las consecuentes Técnicas. Rasheed se quejaba siempre de que los
jugadores fingían mucho, hacían mucho ‘’Flopping’’ (término
utilizado en USA para definir el fingir una falta) y cuando un
jugador fallaba el tiro libre correspondiente después de que le
hubiesen pitado una técnica, el gritaba ‘’Ball don`t lie’’ ,
él creía de verdad que en este deporte había que ser más que
sincero en la cancha para que la suerte te favoreciese, y mal no le
fue, consiguió ser campeón NBA con este estilo de juego tan
peculiar.
Se
retiró a finales de la temporada 2008/09, pero terminó
reenganchándose al proyecto de los Boston Celtics. Aunque firmó por
tres temporadas, sólo jugó una temporada de verde y se retiró
porque, según decía, su cuerpo ya no daba para más. Pero ahora,
tras un año sabático, llamémosle así, Rasheed Wallace vuelve a
jugar al baloncesto en la NBA. Es otro de esos veteranos que se
resisten a abandonar las canchas.
Rasheed
se sumó al proyecto de los Knicks, que actualmente son el equipo más
longevo de la NBA pero que les está dando resultado. Es curioso como
hace unos años, todos los pabellones abucheaban a este jugador y
ahora cada vez que pisa una cancha todo el mundo le ovaciona,
incluído el Madison Square Graden, su actual hogar, donde en el
pasado tuvo mas de un desencuentro con el público. El día que se
sentó por primera vez en el banquillo era contra Miami, en el último
cuarto, cuando el partido ya estaba ganado por los chicos de la Gran
Manzana, el público empezó a gritar ‘’Sheed, Sheed, Sheed’’
querían ver a la leyenda sobre la cancha, y así fue, dejando alguna
perla que otra, y no lo está haciendo nada mal, solo falta esperar
cuanto tiempo puede aguantarle el cuerpo al viejo Sheed.
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